LOS NUEVOS PROFETAS DEL ODIO:
LLEGANDO LOS MONOS
LLEGANDO LOS MONOS
“El
domingo en la tribuna
un
gordo se resbaló,
si
supieran la avalancha
que
por el gordo se armó.
Rodando
por los tablones
hasta
el suelo fue a parar
mientras
todos los muchachos
se
pusieron a gritar...
deben
ser los gorilas, deben ser
que
estarán por aquí”.
¡Los
monos vienen llegando! Estamos parafraseando a Luca Prodan que a su vez citaba
de memoria una canción popular de los 50, “Deben ser los gorilas”. ¡Gorilas! Una palabra que viene
de lejos, trasmitida de generación en generación. Una palabra que seguimos
empuñando para nombrar al otro golpista, a todos aquellos que, en nombre de la
libertad y la república, sacrificaron vidas de conciudadanos y clausuraron la
política para las mayorías. Una palabra que guardamos para mantenernos en
guardia, recordarnos que siguen ahí, escondidos, agazapados esperando su turno
para ponerse a gritar otra vez, a machacar, enquilombar.
“Gorilas”
es una palabra con historia y nos remonta a Hollywood. Mogambo es una
película estadounidense de 1953, dirigida por John Ford y
protagonizada por Clark Gable, Ava Gardner y Grace Kelly. Dicen
que fue un refrito de la película de Red Dust (1932) basada en una obra de
teatro homónima de 1931 escrita por Wilson Collison. La historia sucede en alguna jungla. Vic
Marswell (Clark Gable) es un cazador que organiza safaris por África. En su
pequeño hotel se encuentra hace algún tiempo la atractiva Eloise Kelly (Ava
Gardner), con la que Marswell ha iniciado una relación cuando llega un
matrimonio americano que ha contratado los servicios de Marswell para filmar
gorilas en libertad. La esposa (Grace Kelly) queda impresionada por el maduro
cazador y se enamora perdidamente de él. A su vez, Marswell se siente halagado
y se cree también enamorado de ella. Eloise Kelly contempla esta situación con
celos, dolor e incredulidad y parece que las relaciones entre ambas parejas se
van a romper irremediablemente.
La
película se estrenó en el país en 1955. Faltaba poco para que los aviones
bombardearan la Plaza de Mayo y la casa presidencial. El ambiente estaba
caldeado con todo tipo de rumores y operaciones. Por esos años Délfor Dicasolo
conducía un programa humorístico en Radio Splendid, que se llamaba “La revista
dislocada”. El programa tenía varios sketches guionados por Aldo Cammarota que
parodiaban películas del momento para contar la actualidad. Una de ellas fue
Mogambo, donde un científico alcoholizado que lideraba una expedición en busca
de un cementerio de gorilas, cada vez que escuchaba un ruido, con acento
porteño y con varias copas encima, repetía “deben ser los gorilas, deben ser”.
La frase aludía al despotrique que militaban los golpistas, avivando todo tipo
de rumores, llevando y trayendo carne podrida, confundiendo, desinformando,
operando. El programa se recuerda por haber popularizado la palabra “gorila”,
término informal con el que se aludía primero a los militares golpistas o
complotados contra el peronismo y décadas después a todo antiperonista.. Esa
palabra, además, fue una de las que utilizaron como contraseña los
conspiradores durante el golpe que irónicamente llamarán “Revolución
libertadora”.
Hoy
como ayer, el clima destituyente lo reconocemos apenas encendemos la televisión
o la radio. Con el paso del tiempo aprendimos que hay muchas formas de golpear,
una de ellas a través de la censura previa gestionada cotidianamente por el
“periodismo independiente” y por la agenda de malestar social que marca la
realidad con un troquelado cínico. Este número está dedicado a los nuevos
profetas del odio.